En sus comienzos, Roma fue una pequeña ciudad-estado, más tarde, se convertiría en un Estado territorial y posteriormente, en un extenso Imperio. Del Imperio Romano surgirán casi todas las grandes nacionalidades de la Europa moderna, así como combinada con el cristianismo, nacerá nuestra civilización occidental.
Mientras la cultura griega llegaba a su apogeo y después decaía para ser reemplazada por la helenística, se formaba en Italia la potencia romana. Roma, pequeña ciudad del Lacio, va a unificar Italia bajo su autoridad, a abrazar la civilización griega y a crear un nuevo tipo de cultura, la cultura greco-latina, que difundirá luego por todos los contornos del mar Mediterráneo, creando el mejor organizado de los Imperios de la Antigüedad.
Ubicación Geográfica de Roma.
La ciudad de Roma se encuentra ubicada en la península italiana, la cual limita al Norte con el gran arco montañoso de los Alpes y al Sur con el mar Jónico. Por el Oeste limita con los mares Ligúrico y Tirreno, mientras que por el Este con el mar Adriático. Frente a su costa occidental están las islas de Córcega, Cerdeña y Sicilia, visitadas por los navegantes egeos, fenicios y griegos.
La península es recorrida por la cadena de los Apeninos, que está cubierta de volcanes y se prolonga a lo largo de la isla de Sicilia.
1) Los Orígenes Legendarios.
El gran poeta Virgilio, basándose en la tradición y la leyenda, cuenta en su poema “La Eneida” (http://es.wikipedia.org/wiki/La_Eneida) que el héroe troyano Eneas (http://es.wikipedia.org/wiki/Eneas), después de la caída de Troya, había llegado al Lacio y se había desposado con Lavinia, hija del rey Latino.
2) Los Orígenes Históricos.
En la región del Lacio que se extiende entre el Tíber, los Apeninos, el Mar Tirreno y la Campania, los latinos fundaron varias aldeas independientes, pero las necesidades de la guerra las indujeron a veces a aliarse con otras formando ligas o federaciones. La más antigua liga conocida fue la liga albana, que tuvo por cabeza a la ciudad de Alba. Esta liga ejerció la supremacía durante un tiempo, pero más tarde encontró una rival en la Liga de las siete colinas o Septimontium. Una guerra entre ambas ligas dio por resultado el triunfo del Septimontium (la futura Roma) sobre Alba, pero no tardaría mucho en sobrevenir la dominación etrusca sobre el Lacio.
LA MONARQUÍA ESTRUSCA
Las ciudades etruscas se agruparon en una confederación cuya capital fue Tarquinia. Esta confederación, se extendió después hacia el norte y el sur de Italia.
Cuando los etruscos conquistaron el Lacio, sometieron a los pueblos latinos y rodearon de murallas las siete aldeas del Tíber, convirtiéndolas así en una verdadera ciudad, que fue Roma.
Los tarquinos, fueron los únicos reyes de Roma que tuvieron existencia histórica comprobada, el primero de los cuales fue Tarquino el Antiguo, que inició la influencia etrusca y fue asesinado por Servio Tulio, que le sucedió en el poder real y construyó las murallas. A su vez, Servio fue asesinado por su yerno Tarquino el Soberbio, hijo del Antiguo. Tarquino el Soberbio fue un tirano que por su crueldad y arbitrariedades exasperó a la clase alta o patriciado, hasta que en el año 509 a.C. arrojaron a los etruscos del Lacio terminando con la monarquía.
LA REPÚBLICA
En sus comienzos, la república romana fue muy semejante a las polis o ciudades-estado de los griegos, tanto por su reducido territorio y su escasa población, como por su forma aristocrática de gobierno. Su carácter aristocrático se debió a que “el pueblo” estuvo formado al principio sólo por la clase alta que eran los únicos que poseían derechos cívicos. Los aristócratas se consideraban los verdaderos representantes del “populus romanus”, pues derivaban su origen de algún antepasado ilustre (pater) y por eso se calificaron orgullosamente de “patricios”. Bajo ellos estaba la plebe que constituía la masa de la población formada por artesanos, comerciantes y campesinos. Los plebeyos poseían libertad personal, pero por no pertenecer al “populus” no poseían derechos políticos. Los patricios se mantenían rigurosamente separados de la plebe pues no existía “connubio” entre los estamentos. Si un plebeyo quería disfrutar de seguridad personal, debía colocarse bajo la protección de un patricio, convirtiéndose éstos en “patrones” de un gran número de “clientes”.
1) Las Instituciones Republicanas.
En sus primeros tiempos, existió en la ciudad de Roma un consejo de ancianos, asambleas de ciudadanos y varios magistrados.
a) El Senado. Los pater familias formaban el senado romano o consejo de ancianos vitalicios (semejante a la gerusía griega), el cual prestaba su aprobación o sancionaba las leyes, fijaba los gastos públicos, declara la guerra y la paz, entre otras atribuciones.
b) Los Comicios Curiados. Eran asambleas formadas por todos los ciudadanos romanos los que divididos en tres tribus se dividían en 10 curias o secciones, haciendo un total de 30 curias, las que votaban por curias y no por cabeza. Estos comicios elegían a los magistrados y votaban las leyes.
c) Los Magistrados. Entre los magistrados se encontraban los dos Cónsules o “colegas” elegidos por un año y quienes normalmente dirigían el ejército y debían hacer ejecutar las leyes. Eran iguales en poder y, en caso de conflicto entre ellos, debían someterse al arbitraje del Senado. Entre los símbolos de su poder destacaban el uso de la silla curul, la toga pretexta, y el cetro de marfil, además de ir precedidos por doce lictores o guardias que llevaban las fasces. En casos de peligro exterior, se establecía la dictadura. El dictador, ejercía durante seis meses facultades extraordinarias, pero no podía ser reelegido y se hallaba controlado por un lugarteniente, el jefe de la caballería.
A medida que Roma fue creciendo se hizo necesario crear otras magistraturas a las cuales se le encomendaron funciones específicas. Los censores, elegidos por cinco años, realizaban cada lustro un censo con el fin de determinar la fortuna de los ciudadanos para distribuirlos en sus respectivas clases y centurias, velando además, sobre las buenas costumbres y la preservación de la tradición.
Los pretores o jueces estaban a cargo de la administración de justicia. Los ediles tenían bajo su dirección a la policía y vigilaban los mercados y los precios. Dos cuestores administraban el tesoro público que se guardaba en el templo de Saturno.
Finalmente, debieron instituirse los tribunos de la plebe, magistrados cuyo número varió de dos a diez y cuya misión consistía en servir de jefes y representantes de la plebe ante el Estado. Duraban un año en funciones y eran elegidos por los plebeyos reunidos en los comicios tributos. Entre sus facultades cabe mencionar, el derecho de veto por el cual podían oponerse o anular las decisiones de los demás magistrados; el derecho de auxilio, para proteger los plebeyos en contra los abusos de las autoridades; y el derecho de aprehensión, que les permitía citar ante ellos o hacer comparecer a cualquier ciudadano, fuese patricio o plebeyo. Además se les declaró inviolables, por lo que cualquier atentado en su contra dejada al autor en condiciones de sufrir la pena de muerte.
2) Primeras Reformas Políticas.
Como a causa de la expansión y las guerras el patriciado necesitó de más soldados y de mayor cantidad de dinero, hubo de incorporar a los plebeyos al ejército e imponerles la obligación de pagar contribuciones. Para esto se dividió a la población (patricia y plebeya) en cinco grandes clases y éstas en centurias:
1ª Clase (grandes fortunas)..98 centurias
2ª Clase (fortunas medias)…20 centurias
3ª Clase (fortunas medias)…20 centurias
4ª Clase (fortunas medias)…20 centurias
5ª Clase (fortunas pequeñas).30centurias
En adelante, la elección de los magistrados se hizo por grandes asambleas o comicios centuriados. Desde ese momento la plebe poseyó el derecho a voto que resultó ser puramente nominal, pues, como se votaba por centurias, siempre se imponía la clase de los más ricos (98 votos contra 90). Como se ve, Existía igualdad de deberes, mas no igualdad de derechos.
3) Exigencias Plebeyas.
La expansión y primeras conquistas dieron origen a diversos problemas que afectaron a la plebe:
a) La cuestión agraria. Los territorios conquistados pasaron a ser ager publicus o tierras fiscales. Los más ricos las arrendaban al fisco y formaban grandes latifundios. Con el tiempo, dejaban de pagar y se consideraban dueños de esas tierras. Los plebeyos van a exigir que las tierras del dominio público sean parceladas entre los campesinos pobres.
b) La cuestión de las deudas. Los plebeyos pedirán un tipo de interés aceptable y el suavizamiento de las penas para los deudores.
c) La cuestión legal. Puesto que no regía mas ley que la costumbre y sólo los patricios podían ser pretores e interpretar y aplicar la ley, la plebe reclamará la dictación de leyes escritas y a su vez, la concesión de igualdad de derechos políticos.
Los patricios se opusieron al principio a satisfacer las demandas plebeyas pero al fin, el Senado cedió y designó un grupo de dictadores, los decenviros (10 varones) cuya misión principal fue redactar y publicar las leyes, que fueron grabadas en tablas de bronce y expuestas en el Foro donde se celebraban los comicios tributos, para que fueran conocidas de todos. Este código fue conocido como la Ley de las XII Tablas y construyen el primer monumento jurídico del derecho romano (451-449 a.C.).
En el año 445 a.C. se abolió la prohibición de los matrimonios entre patricios y plebeyos, lo que concluyó la igualdad civil. Posteriormente, diversas leyes transformaron los comicios tributos en asambleas del estado romano, y sus decisiones o plebiscitos pasaron a tener fuerza de ley y debieron ser cumplidas tanto por plebeyos como por patricios.
Las siguientes etapas de esta evolución fueron la siguientes: primero la plebe adquirió el derecho a ser elegidos cuestores o tesoreros (421 a.C.), cónsules (367 a.C.), ediles o municipales (364 a.C.), dictadores (356 a.C.), censores (351 a.C.), pretores (337 a.C.) y pontífices y augures (300 a.C.). La entrada de los plebeyos al Senado fue una consecuencia de lo anterior, ya que para ser senador se necesitaba haber desempeñado alguna magistratura.
LA EXPANSIÓN
Cuando Roma sacudió la dominación etrusca y se constituyó en una insignificante república semejante a las más pequeñas de Grecia, nada parecía indicar que con el tiempo llegaría a unificar la Italia y en seguida conquistar el Mediterráneo. En esto, no hubo un vasto plan hegemónico, sino conquistas sucesivas impuestas por las circunstancias.
1) Etapas de Expansión.
El crecimiento del Estado romano se realizó en tres etapas continuas a través de los siglos:
a) Conquista y unificación de Italia. Entre los siglos V y III a.C. tras sucesivas guerras contra los etruscos, latinos, galos, samnitas y los griegos de Magna Grecia.
b) Conquista del Mediterráneo Occidental. Entres los siglos III y II a.C. después de las guerras con Cártago, los celtíberos de España, los lusitanos de Portugal y los galos de Galia Meridional.
c) Conquista del Mediterráneo Oriental. Durante los siglos II y I a.C. después de las conflagraciones con Macedonia, Grecia, Siria y Asia Menor hasta la anexión del Egipto (30 a.C.).
2) Política de expansión.
La disciplina y buena organización de la fuerza militar no explican por sí solas el éxito de los romanos en Italia. Hay que considerar, además, la hábil política que siguieron con los pueblos de la península.
a) Dividir para reinar. El Senado trató siempre de evitar que los pueblos se uniesen contra Roma. Para ello fomentó sus rivalidades como un medio de colocarlos a unos y otros bajo su dominación. De aquí la famosa fórmula: “dividir para reinar”.
b) Asimilar a los vencidos. Los romanos cuidaron de no despertar el odio de los vencidos, sino de atraérselos y asimilarlos mediante diversas concesiones que hicieron de ellos aliados, municipios o colonias. Los aliados o federados fueron los pueblos que conservaron el derecho a gobernarse según sus leyes, pero que se reconocieron ligados a Roma por un pacto o alianza por el cual debían aportar tropas si eran ciudades terrestres o barcos, si eran ciudades marítimas.
Los municipios fueron aquellas ciudades a cuyos habitantes se les reconoció el derecho de ciudadanos romanos, derecho que con el tiempo se hizo extensivo a todos los habitantes de la península.
Las colonias eran ciudades fundadas en territorios conquistados y poblados por solados-campesinos de nacionalidad romana.
Así, Roma dejó de ser una polis para convertirse en un Estado territorial.
c) Conceder el derecho de ciudadanía. A medida que aumentan sus conquistas, Roma va a extender progresivamente a las poblaciones dominadas los derechos de sus propios ciudadanos.
d) Construir caminos. La unidad territorial fue afianzada mediante la construcción de una extensa red de caminos que partiendo de Roma alcanzaban hasta los puntos más distantes de su territorio
3) Consecuencias de las Conquistas.
a) Las costumbres griegas y orientales penetran en Roma. Miles de vencidos iban a la gran ciudad en calidad de esclavos, o bien se establecían en ella como médicos, profesores, actores o adivinos. Los romanos, a su vez, vivían en el oriente sumidos entre pueblos de costumbres y de ideas completamente diversas a las suyas, desarrollando el amor al lujo y el afán de riquezas. Estas costumbres hicieron degenerar la vieja cultura basada en la honradez, el patriotismo y el respeto a las tradiciones.
b) La cultura romana se heleniza y se orientaliza. Bajo la influencia griega, los romanos comienzan a aficionarse a la vida intelectual, abandonando su antigua despreocupación por las cosas del espíritu. Los filósofos griegos se instalan en Roma, mientras los jóvenes romanos van a estudiar a Grecia, todo lo cual desarrolló en ellos el escepticismo religioso y la impiedad. A la inversa, los antiguos dioses romanos son identificados con dioses griegos, de tal manera que cada divinidad romana fue considerada a la manera de los dioses de Grecia. Las supersticiones orientales también penetraron en Italia como el culto a Cibeles, la diosa madre de Asia Menor; el culto egipcio de Isis así como el persa Mitra, tuvieron numerosos adeptos; hasta los astrólogos caldeos gozaron en Roma de de un gran prestigio.
c) La influencia griega en el arte. Para los romanos la literatura comienza en el s. III a.C. como una literatura greco-latina. Roma adopta también los órdenes griegos, en particular el corintio y reemplazan sus viejos templos de madera por suntuosas construcciones en mármol y con pisos de mosaicos.
d) Las provincias son consideradas como campos de explotación. La sabia política de tolerancia y de asimilación seguida por los romanos con los pueblos italianos, no fue aplicada a los otros países conquistados. Las provincias eran consideradas dominio del pueblo romano y sometidas a explotación. Sus habitantes no se convertían en ciudadanos romanos, sino que seguían siendo extranjeros o peregrinos aunque súbditos al mismo tiempo del pueblo romano al cual debían pagar tributo. Como los cónsules no podían gobernar las provincias desde Roma los comicios elegían gobernadores o procónsules encargados de gobernarlas en su nombre con poderes casi absolutos.
e) Las guerras detienen la evolución democrática. El estado de guerra casi permanente originó la necesidad de concentrar en lo posible la autoridad gubernativa en el Senado, lo que hizo decaer la influencia de los comicios. Roma podrá en adelante conocer agitaciones democráticas, pero no llegará a ser jamás una democracia y, precisamente, porque, al contrario de Atenas, no será una democracia, podrá seguir siendo un Imperio.
f) Se ahondan las diferencias sociales. La clase media agricultora, tan numerosa en otros tiempos y la única que podía producir el equilibrio social, termina por desaparecer. Miles de soldados campesinos murieron, grandes cantidades emigraron a las ricas provincias de África y el Oriente, y el resto hubo de vender sus tierras a la clase senatorial, por no poder resistir la competencia del trigo proveniente de Sicilia y de Egipto. Los antiguos pequeños propietarios, emigraron a Roma donde pasaron a formar un proletariado ocioso y lleno de vicios. Esta multitud de ciudadanos miserables vivía de la política, vendiendo sus votos a los candidatos a cambio de dinero, de espectáculos de circo o de reparto de víveres.
g) Se forma una clase capitalista o plutocrática. Al convertirse el Mediterráneo en un lago romano (Mare Nostrum), pasó a ser un vasto campo de actividad económica aprovechada por una nueva clase social, el orden ecuestre o clase de los caballeros, cuya riqueza consistió en la posesión de dinero. Esta plutocracia monopolizó la actividad económica en sus diversas formas que se dedicaba de preferencia a la actividad bancaria o a la de publicanos. Este capitalismo romano difiere del capitalismo contemporáneo porque fue improductivo, no creó fábricas ni dio trabajo. Al contrario, al utilizar esclavos en todos los pueblos, arruinó aún más a los hombres libres, quienes pasaron a engrosar la clase proletaria.
h) La aristocracia monopoliza el gobierno y las tierras. La aristocracia que bajo las formas sucesivas de patriciado y de nobleza patricio-plebeya, había hecho la grandeza del Estado romano, termina por adueñarse del gobierno, ya que el Senado se había convertido en el verdadero gobernante de la república. El orden senatorial compró o usurpó sus tierras a la desaparecida clase de los pequeños propietarios y formó con ellas extensos latifundios trabajados por esclavos y dedicados a la ganadería.
i) La republica se muestra ineficiente para gobernar un Estado territorial. Roma había empezado como una pequeña polis, una ciudad-estado a la manera de las de Grecia, con sus magistrados (cónsules, pretores, cuestores, etc.), su consejo de ancianos (el Senado) y su asamblea (los comicios). Pero la conquista, al acrecentar territorialmente a Roma, demostró la insuficiencia de estas instituciones para gobernar un gran Estado territorial.
1) Los intentos de reforma de los hermanos Graco.
La república oligárquica existente en esa época no podía ser duradera porque se basaba en la corrupción política del proletariado y en la exclusión de la clase capitalista o ecuestre. La clase ecuestre no podía aceptar su exclusión del gobierno, y por esto, cada vez que se trataban de realizar reformas políticas, hizo alianzas con el partido popular. En cambio, como clase rica, desconfiaba de las reformas sociales y se unía al orden senatorial en contra de los demócratas.
En 133 a.C. Tiberio Graco se hizo elegir tribuno de la plebe proponiéndose reconstruir la clase media agrícola por medio de una ley agraria por la que las tierras del ager publicus, usurpadas por los nobles, deberían ser devueltas al Estado, el cual indemnizaría a los antiguos ocupantes y las dividiría en lotes que serían distribuidas a los pobres, con prohibición de enajenarlas y debiendo pagar al Estado un impuesto especial. Mas el orden senatorial provocó en Roma grandes disturbios y Tiberio acusado de querer hacerse coronar rey, fue asesinado y la ley agraria no fue aplicada.
Diez años después, Cayo Graco, hermano de Tiberio, es elegido tribuno y reanuda la lucha. Para lograr éxito, se atrajo a la plebe y al orden ecuestre. La primera le siguió gracias a la ley frumentaria, que organizó la distribución de trigo a bajo precio; pero cuyos resultados fueron aumentar la masa de ociosos en la ciudad, comprometer la agricultura y el tesoro público. La clase ecuestre fue conquistada por medio de la ley judicial, en virtud de la cual los caballeros pudieron ser jueces.
Sin embargo, el Senado echó mano de demagogos que propiciaron reformas más avanzadas que las de Cayo, con lo cual hizo perder a éste en popularidad. Finalmente, estallaron luchas callejeras entre ambos bandos en las cuales fue muerto Cayo Graco. Las leyes de los Graco fueron derogadas y la autoridad volvió al Senado, que restauró el régimen de la república aristocrática. Sólo subsistió la ley judicial, de donde resulta que los Graco habían servido, sin quererlo, los intereses de los capitalistas que se aliaron con el Senado.
2) La intervención de los generales: Mario y Sila.
Graves peligros exteriores obligaron a los romanos a suspender por un tiempo sus luchas políticas, a fin de defender la patria amenazada. Desgraciadamente, a partir de ese momento, cada bando echará mano de un general ambicioso y de prestigio para vencer al contrario.
El general plebeyo Mario logra derrotar a Jugurta rey de Numidia que se rebela contra el protectorado romano, luego rechaza la invasión de los cimbros y los teutones de la Germania que invaden Galia, España e Italia. Sus éxitos aseguraron a Mario la adhesión incondicional de los soldados y el apoyo del partido popular, del cual llegó a ser jefe. Contando con ellos, fe elegido seis veces seguidas y luchó contra el Senado para implantar su poder personal o dictadura popular. Pero Mario carecía de condiciones de político y se dejó manejar por audaces demagogos, desprestigiándose ante sus propios partidarios. Luego halló un temible rival en Sila, un joven general que prestó a Roma servicios no menos importantes.
Desde tiempo atrás, los aliados itálicos venían reclamando el derecho de ciudadanía romana; pero como los comicios rechazasen el proyecto de ley que se la concedía, se sublevaron y se constituyeron en un Estado independiente. Para mantener la unidad, se confió el mando a Sila, que transó concediendo la ciudadanía romana a las ciudades no sublevadas (90 a.C.) y más tarde a todos los habitantes de Italia (89 a.C.).
El prestigio militar pasó entonces de Mario a Sila; pero éste era enemigo del pueblo y partidario del Senado y la aristocracia. A esto siguió la guerra civil. Como el senado confiase a Sila la misión de ir a someter a Mitriades, rey del Ponto, los comicios desconocieron el nombramiento y designaron a Mario. Generada esta situación, Sila atacó a Mario y lo derrotó en las calles de Roma, huyendo al África y la autoridad del Senado quedó restaurada.
Luego de someter al Ponto, Sila se trasladó a Italia donde el partido popular había recuperado el poder aprovechándose de su ausencia. Mario, sediento de venganza, al volver a Roma había instaurado una dictadura popular que cometió horrorosas matanzas entre los miembros del orden senatorial y se entregó a toda clase de excesos muriendo el año 86 a.C.
Sila desembarcó en Italia y derrotó al partido democrático, pacificando de manera más violenta que la revolución popular y conocida como las proscripciones de Sila.
Sila gobernando como dictador designado por el Senado, devolvió al Senado su antiguo poder y suprimió la ley judicial, con lo que dio un golpe a la clase ecuestre. Estableció también que ninguna ley podría ser sometida al pueblo sin haber sido antes aprobada por el Senado.
Después de la abdicación de Sila (79 a.C.), su yerno y amigo Pompeyo intentó establecer el gobierno personal. Declarándose amigo del pueblo, se hizo elegir cónsul el año 70 a.C., en unión con un general llamado Craso, enriquecido con la compra de los bienes de los proscriptos. Pompeyo y Carso abolieron la constitución aristocrática de Sila; pero terminado su período, ambos quedaron sin poder continuar su obra y buscaron y obtuvieron mandos militares.
3) El Primer Triunvirato: César Pompeyo y Craso.
Estando Pompeyo ausente de Italia, Julio César, Catalina y Craso se habían encargado de luchar contra el Senado. Después de derrotar a los piratas del Mediterráneo y realizar una triunfal campaña en Asia menor, Pompeyo victorioso cometió el error de licenciar a sus tropas. Viéndolo sin fuerzas el Senado le negó los honores del triunfo, con lo cual lo arrojó en brazos de César. César, Pompeyo y Craso se pusieron entonces de acuerdo y concertaron un pacto secreto de alianza contra la oligarquía senatorial conocido como el primer triunvirato (60 a.C.). En el hecho significaba la coalición de la clase popular, que seguía a Cesar, con la clase capitalista, encabezada ahora por Pompeyo y Craso.
César que necesitaba soldados y dinero para imponer su voluntad al Senado y a los otros triunviros, se hizo elegir cónsul por los comicios populares y en seguida obtuvo el mando de las legiones que combatían en Galia transalpina. César salvó a la Galia de caer en poder de los germanos de Germania y redujo a la obediencia a los galos.
Entretanto, Craso moría en una batalla contra los partos y Pompeyo, que recelaba de las ambiciones de Cesar buscaba la amistad del orden senatorial. El Senado que temía también a César y necesitaba de la espada de un general prestigioso que restableciese el orden en Italia, no tuvo más que confiar a Pompeyo la dictadura. En seguida se conminó a César para que renunciara el mando de la Galia y volviera sin sus legiones a la península. César desobedeciendo la orden del gobierno, marchó a Italia al frente de sus legiones y pasó el río Rubicón, que servía de límite a su provincia y que según la constitución romana no se podía atravesar en armas. “¡La suerte está echada”! (alea jacta est), exclamó (49 a.C.).
Pompeyó huyó con el Senado a Grecia. César quedó dueño de Italia y marchó a España, donde permanecían las mejores legiones de su rival. Fue por esto que dijo antes de partir: “Voy a combatir a un ejército sin general y luego atacaré a un general sin ejército”.
En la batalla de Farsalia (Grecia, 48 a.C.), el ejército pompeyano fue completamente derrotado. César quedó como único dueño del mundo romano. Pompeyo buscó refugio en Egipto, donde fue asesinado por los ministros de Ptolomeo XIV.
4) La Dictadura Militar y Democrática de César.
El triunfo de César doblegó la voluntad del Senado, que hubo de designarlo dictador vitalicio, los comicios lo eligieron cónsul único, tribuno de la plebe y sumo pontífice, títulos a los que agregó el título de imperator o general victorioso. En virtud de todos estos poderes, César nombra los magistrados (pretores, cuestores, etc.), elige a los senadores, reorganiza el gobierno de las provincias, estableciendo la responsabilidad de los gobernadores ante el Estado y pone término a los abusos que cometían los publicanos en la percepción de los impuestos. Las instituciones republicanas subsisten, pero reducidas a una anulación completa, tanto el Senado, los comicios y las magistraturas. Por esto el gobierno de César fue una verdadera monarquía ejercida por un dictador militar y democrático, el que se ha llamado cesarismo. A este gobierno no le faltaba más para equipararse a las monarquías helenísticas que la herencia y el título real.
Durante su gobierno, César realizó una formidable obra: destruyó el régimen caduco de la república por el imperio, reformó la percepción de los impuestos entregando su cobro a funcionarios responsables, puso término a la anarquía que existía en el cómputo del tiempo al suprimir el año lunar por el solar (calendario juliano), fomentó la cultura fundando bibliotecas, agrandó los dominios de Roma con al conquista de Galia.
Sin embargo, so pretexto de defender la república y la libertad algunos pompeyanos como Bruto y Casio unidos a cesarianos descontentos y a republicanos sinceros, lo asesinaron el 15 de marzo del año 44 a.C.
4) El Segundo Triunvirato: Marco Antonio, Octavio y Lépido.
Consumado el crimen, los asesinos, que en su mayoría pertenecían al Senado, pretendieron llamar al pueblo a la libertad y restablecer la república oligárquica, pero el pueblo que amaba a César, reaccionó, situación que aprovecharon los amigos de césar: el cónsul Marco Antonio, el joven Octavio, hijo adoptivo y sobrino de César, y Lépido, jefe de la caballería, quienes acordaron formar el segundo triunvirato.
Tras la batalla de Filipos en macedonia, los republicanos fueron completamente derrotados (42 a.C.) y dueños del mundo, los triunviros se lo repartieron: Oriente para Marco Antonio, Occidente para Octavio y África para Lépido.
Marco Antonio se estableció en Alejandría seducido por la belleza y cultura de la reina Cleopatra de Egipto. Lépido fue pronto separado el gobierno y de sete modo Marco Antonio y Octavio no tardaron en rivalizar. Tras la batalla naval de Accio (31 a.C.) Marco Antonio se suicidó y Cleopatra tras caer prisionera hizo lo mismo. Egipto fue anexado, pero a diferencia de las otras provincias, dependió directamente de Octavio, de manera que por el trigo de Egipto, Roma debió someterse.
1) El Gobierno de Octavio Augusto.
A partir de Augusto, se consolida el Imperio Romano, que asimila la cultura helénica, unifica el mundo mediterráneo y le da unidad lingüística y jurídica. Con el Imperio romano se va a llevar a la realidad la aspiración de unir a todos los pueblos en una unidad política y cultural. La unificación del mundo antiguo realizada por Alejandro resultó efímera, sólo el Imperio Romano fue capaz de solucionar el problema, agrupando en su seno a todo el mundo occidental civilizado, en un vasto Estado imperial que duró casi quinientos años (siglos I a V d. de C.).
Augusto ejerce la suma del poder manteniendo las apariencias republicanas y triunfando definitivamente el gobierno personal. Octavio pasó a ser el jefe del Estado en virtud de ser jefe del ejército y poseer la fuerza, y porque se le otorgó legalmente la suma del poder. Pero él se contentó con los títulos de príncipe ("el primero" entre los ciudadanos), augusto o "sublime" que le había otorgado el Senado, y el de imperator o general victorioso, que le dieron sus soldados. Tal fue, pues, la concepción del principado. Los comicios siguieron funcionando, pero las elecciones de magistrados fueron sólo un simulacro, porque el príncipe podía recomendar candidatos. El Senado gobernaba por medio de procónsules las provincias pacificadas (provincias senatoriales), y el príncipe administraba por medio de delegados las provincias fronterizas (provincias imperiales) donde estaban los ejércitos. Comicios y Senado eran presididos por el príncipe.
Augusto estabilizó las fronteras del este y del norte en los ríos Rhin y Danubio, que fueron defendidos por fortificaciones permanentes que formaron el limes romano.
Por otro lado, la despoblación y la inmoralidad habían llegado a tales extremos a fines de la república, que Augusto se propuso remediar estos males. Por medio de la ley sobre matrimonios, se obligó a los solteros a casarse y a los viudos a contraer nuevas nupcias, así como también se establecieron disposiciones contra los matrimonios sin hijos. Por medio de otra ley, se determinaron penas contra la inmoralidad. Para aumentar la población, fundó colonias de veteranos, a los cuales se les concedió parcelas en Italia, país donde el gran latifundio había traído la despoblación.
Como pontífice máximo o jefe oficial de la religión romana, Augusto emprendió la tarea de restaurar los antiguos ritos y fiestas religiosas. Al lado de estos, se fue desarrollando el culto imperial. Como César había sido divinizado en vida, Augusto era hijo de un dios (divi fílius) y se le levantaron templos, pero él exigió que en ellos fuese venerada Roma al mismo tiempo que él.
2) Los Sucesores de Augusto.
Augusto no tuvo hijos varones. Como mantuvo la ficción de que seguía existiendo la república y de que él era príncipe por delegación del Senado, no podía transmitir su poder por herencia ni por designación de un sucesor. Por esto, arbitró el procedimiento de adoptar como hijo a su amigo Tiberio y proponerlo como candidato a los futuros sufragios del Senado. Al mismo tiempo, lo asoció a su gobierno, con lo cual fue preparando el ánimo de la opinión. A su muerte, el Senado eligió a Tiberio y así nació la costumbre de nombrar emperadores por el sistema de adopción.
Bajo los sucesores de Tiberio, el principado fue evolucionando hacia una nueva forma que los historiadores modernos han llamado Dominado y que consiste en que cada vez va siendo menor la influencia del Senado y mayor la de los emperadores, apoyados en el ejército y en la burocracia.
Tiberio suprimió los comicios populares que habían llegado a ser completamente inútiles (14 a 37). Bajo su gobierno fue crucificado Jesús en Judea. A Tiberio le sucedieron Calígula (37-41), que hizo nombrar cónsul a su caballo y adorarlo como dios; Claudio (41-54), que a pesar de su fama de imbécil, supo elegir buenos ministros; y Nerón (54-68), que fue poeta, cantor y cochero y sólo apreciaba los aplausos que se le otorgaban en el teatro y en el circo, siendo verdugo de los cristianos, a quienes acusó del incendio de Roma (64). Muerto Nerón, los pretorianos y el Senado, generalmente aquéllos antes que éste, proclamaron tres emperadores de escasa importancia, Galba, Otón y Vitelio, a los cuales sucedió la familia de los Flavios. Su fundador, Vespasiano (69-79), viendo a la vieja aristocracia diezmada y arruinada por las persecuciones de Nerón, creó una nueva aristocracia inscribiendo entre Ios senadores a hombres meritorios de Italia y de las provincias. Le sucedió su hijo Tito (79-81), que anteriormente había tomado a Jerusalén y dispersado a los judíos sublevados contra Roma. Desde ese momento, el pueblo judío comen¬zó a vivir disperso por el mundo. A Tito le sucedió Domiciano (81-96), que dejó fama de ser un déspota cruel. Domiciano murió asesinado y le sucedió por elección un jurista ilustre llamado Nerva (96-98), escrupuloso fiscalizador y gran constructor de monumentos. A éste le siguió Trajano (98-117), nacido en España quien adoptó a Adriano (117-138), excelente administrador, quien por adopción designó sucesor a su vez, a Antonino el Piadoso (138-161), que dictó leyes más humanas, inspiradas en la filosofía, sobre todo, en favor de los esclavos. Luego Marco Aurelio (161-180), el emperador filósofo, educado en las doctrinas humanitarias de los estoicos se propuso consagrar su vida a la práctica del bien, la verdad y la justicia.
LA CULTURA GRECO-LATINA
1) La Literatura.
En esta época produjo el Imperio una pléyade de notables escritores. Petronio, cortesano de Nerón, es el autor del Satiricón, novela de costumbres en que retrata las de los advenedizos y del pueblo romano. Fedro fue un liberto que vivió bajo el reinado de Tiberio e imitando a Esopo, escribió las Fábulas. Lucano fue un poeta latino que escribió la Farsalia. Quintiliano es el autor de la Institución Oratoria, obra que trata de la educación del orador. Tácito es uno de los grandes historiadores romanos que escribió la Germania, obra en que opone a las costumbres corruptas de Roma imperial la energía de los pueblos germánicos que la amenazaban. Plinio el Joven que ha dejado unas famosas Cartas y el Panegírico de Trajano. Juvenal autor de las Sátiras, en las cuales ha exagerado la corrupción de la época, llevado de su espíritu amargado. Suetonio, historiador que escribió los Doce Césares, colección de anécdotas que versan sobre los primeros emperadores. Plutarco nació en Grecia y escribió Vidas Paralelas, biografías de los más notables griegos y romanos.
2) El Arte Romano.
El arte romano alcanzó su apogeo entre los siglos I y III d. de C. Se extendió por toda Italia y además por la Galia, Inglaterra, España, Alemania, África del norte y, finalmente, Siria.
Al contrario del arte helenístico, que fue refinado, el arte romano es esencialmente práctico; se preocupa poco de la concordancia entre la estructura y la forma, pero busca, en cambio, la utilidad y la duración.
a) Arquitectura. Los romanos, para cubrir grandes espacios y dejar el suelo libre, usaron el arco, la bóveda y la cúpula. El más famoso arquitecto romano fue Vitruvio, autor de un tratado titulado De Arquitectura, dedicado a Augusto y que tuvo una gran autoridad durante el Renacimiento.
Los edificios llaman la atención por la rapidez con que fueron construidos y por su solidez, que les ha permitido resistir el paso de los siglos. Generalmente, eran realizados por los ejércitos, tropas disciplinadas y acostumbradas a los trabajos públicos. Sus dimensiones suelen ser colosales, característica que no se encuentra en el arte griego.
b) Construcción. La arquitectura romana se inspiró en el modelo griego: corridas de columnas que soportan un techo. A este modelo agregaron los romanos el arco, innovación de gran importancia y muy explotada más tarde por los artistas del Renacimiento. Su preocupación por economizar, los llevó a construir los muros con una mezcla de cal, arenas volcánicas y restos de piedras, entre paredes de ladrillo o de piedras talladas. Estos ladrillos son triangulares y la punta opuesta a la cara exterior queda embutida en el muro y le da así mayor solidez. La escultura tuvo escasa importancia, comparada con la de los griegos.
c) Los órdenes romanos. El arte romano tomó del griego los tres órdenes: dórico, jónico y corintio, pero los modificó en tal forma que las construcciones romanas dan una impresión de poder y de solidez. De los tres órdenes, es el orden corintio el que más utilizaron los romanos.
d) Los edificios públicos romanos. Las ciudades romanas poseían una gran plaza pública rodeada de pórticos y edificios, el Foro, algo así como el ágora de los griegos. Las basílicas eran edificios que servían a la vez de bolsas de comercio y de palacios de justicia, de forma rectangular, rodeados de tres o cuatro filas de columnas y terminados por un hemiciclo para los jueces. Su plano sirvió de modelo para la construcción de las iglesias cristianas. Las termas o baños públicos comprendían salas temperadas, salas de lectura, piscinas y palestras. Los templos, los teatros y los circos romanos se diferencian poco de los griegos. Los arcos de triunfo se construían en honor de los emperadores o de los genérales victoriosos.
3) La ciencia aplicada de los romanos.
En ciencia pura y en filosofía los romanos manifestaron una gran inferioridad con relación a los griegos. En cambio, dieron más impulso a las ciencias aplicadas, lo que los condujo al perfeccionamiento de la agricultura, la ingeniería, la navegación, el arte de la guerra y la construcción de obras públicas. El afán de los romanos por adquirir con facilidad los tesoros de la ciencia griega, llevó a varios de ellos a publicar una especie de enciclopedias en que se trataba de resumir todo el saber antiguo. Los principales escritores de este género fueron, los siguientes:
a) Varrón (siglo I a. de C.), en su obra “De re Rustica”, resumió los conocimientos agrícolas de su época.
b) Celso, que vivió en tiempos de Augusto y de Tiberio, fue llamado el "Hipócrates latino" a causa de haber publicado el libro “De re Medica”, donde examina con rara competencia todas las partes de la medicina.
c) Galeno de Pérgamo (siglo II. d. de C.) fue el médico más renombrado del mundo antiguo después de Hipócrates y su influencia se hizo sentir en la medicina por espacio de quince siglos. Experimentó sobre anímales vivos, lo que le permitió examinar la acción del corazón y de la columna vertebral. Desgraciadamente, el peso de su autoridad imposibilitó el desarrollo de la fisiología, hasta que Servet y Harvey descubrieron la circulación de la sangre.
d) Séneca (siglo I d. de C.), en sus Naturalis Cuestiones, se ocupa de meteorología y de geografía física, estudiando el rayo, el trueno, las nubes, los vientos, los temblores. etc.
e) Estrabón, de origen griego, en tiempo de Tiberio dejó una preciosa Geografía en que describe sistemáticamente los tres continentes conocidos (Europa, Asia y Libia) dando importancia a la geografía política y económica, lo que la hizo de gran utilidad para los comerciantes al contener valiosos informes sobre el estado del mundo en la época de Augusto.
f) Claudio Ptolomeo (siglo II d. de C.), geógrafo y astrónomo griego de Alejandría, es el autor de una vasta enciclopedia astronómica basada en los trabajos de Hiparco y conocida bajo el nombre árabe de Almagesto. En ella no hace sino repetir la antigua teoría geocéntrica, que sería aceptada hasta los tiempos de Copérnico.
g) Plinio el Antiguo (siglo I d. de C.), en su Naturalis Historia (77), estudia la astronomía, la meteorología, la geografía, la zoología, la botánica, la farmacología vegetal, etc., con una profunda erudición y muy escaso espíritu crítico.
4) El Derecho Romano.
Los romanos, al contrario de los griegos, demostraron mayor interés por la autoridad que por la libertad y la democracia. De aquí, que el más importante legado romano a la civilización de Occidente sea el derecho. El derecho escrito comenzó en Roma en tiempos de la república, cuando se dictó la Ley de las XII Tablas, que no hizo sino poner por escrito las viejas y severas costumbres de los antepasados (451-449).
Los encargados de aplicar las leyes fueron los jueces o pretores, que al entrar en ejercicio indicaban previamente las reglas a que se iban a ajustar en la administración de la justicia (Edicto del Pretor). Generalmente cada pretor conservaba o perfeccionaba el edicto de su antecesor y gracias a ello el derecho realizó nuevos progresos. Finalmente, los edictos fueron codificados y se les dio también fuerza de ley, viniendo a completar y a explicar las leyes y los plebiscitos.
Además de las leyes, los plebiscitos y los edictos de los pretores, fueron también fuentes de derecho los senadoconsultos o acuerdos del Senado.
Más tarde, bajo el Imperio, se dio fuerza de ley a las opiniones de los jurisconsultos u hombres sabios en derecho. Las nuevas reglas que éstos formularon, formaron el conjunto de opiniones llamado Jurisprudencia. Los más grandes jurisconsultos, florecieron en la época imperial y fueron: Papiniano, Ulpiano, Paulo, Modestino y Gayo.
Finalmente, los edictos de los emperadores también contribuyeron a formar el derecho (Constituciones).
Bajo la influencia de los jurisconsultos, de la filosofía estoica y del cristianismo, el Derecho Romano se fue suavizando y adoptando principios más humanos. Así, los jurisconsultos llegaron a reconocer que "los hombres nacen libres por derecho natural" y que los esclavos pueden, en consecuencia, pedir justicia. Las excelencias de este nuevo derecho romano le hicieron acreedor al nombre de "razón escrita". Aún en nuestra época el derecho romano y sus principios de solución, conserva una enorme importancia, sirviendo de fundamento al derecho moderno y a los estudios jurídicos en las universidades.
ROMA Y EL CRSITIANISMO
1) El Paganismo Bajo el Imperio.
En tiempos del Imperio, el paganismo romano se había convertido en un sincretismo o mezcla de cultos y doctrinas de los más variados orígenes.
a) Cultos tradicionales. Como en Roma la religión oficial era el paganismo, su jefe supremo tuvo que ser el emperador, con el título de pontífice máximo. El debía velar por el mantenimiento de los templos y el ejercicio de los ritos que aseguraban el poder del Estado. El sacerdocio no formaba una casta especial, pues cada romano distinguido podía tener acceso a las funciones sacerdotales.
b) Culto imperial. Bajo la influencia de los pueblos vencidos, que consideraban a sus reyes como dioses, nació en Roma el culto imperial, que sirvió para fortalecer la lealtad de las poblaciones sometidas. Así, al emperador romano se le rendía culto en vida en las provincias.
c) Cultos orientales. Los cultos orientales penetraron en Roma desde fines de la república y llegaron a contar con gran cantidad de fieles en la época imperial.
2) El cristianismo.
De las numerosas religiones existentes dentro del Imperio, fue el judaísmo la que manifestó mayor fuerza: de ella saldría el cristianismo. El pequeño Estado teocrático creado por los judíos en Palestina después de su regreso del cautiverio de Babilonia, había terminado por entrar a formar parte de la clientela del imperialismo romano en la época de Augusto, bajo el gobierno de un rey llamado Herodes. Muerto éste, Judea fue anexada al Imperio en el año 6 de nuestra era y gobernada por procuradores romanos. Pero el pueblo judío no se conformó con la pérdida de su independencia política y estuvo constantemente sublevándose contra el poder imperial.
Finalmente, apareció en la Palestina Juan el Bautista, anunciando la próxima venida del Mesías. Y el Mesías vino, en efecto, y fue Jesucristo. Conocemos la vida y los hechos de Jesús de Nazaret por los Evangelios que escribieron cuatro de sus Principales discípulos: Mateo, Marcos, Juan y Lucas. Nació bajo el reinado de Augusto en el pueblo palestino de Belén. La predicación de Cristo originó grandes trastornos entre los judíos, dada la idea que se habían formado del Mesías anunciado por los profetas. El decía que su reino no estaba en la Tierra sino en el Cielo, y que era preciso reconocer la autoridad del César romano en el orden terrenal y la de Dios en el orden espiritual, lo que no podía menos que chocar con aquellos que querían sacudir la dominación romana por la violencia.
Su doctrina fue una doctrina de amor a Dios y a todos los hombres, basada en el gran principio de la fraternidad universal. Jesús puso como fundamento de toda su doctrina la afirmación de su propia divinidad, probándola con las profecías y con los milagros, especialmente con su propia resurrección.
Los que siguieron a Jesús fueron en un principio una escasa minoría y no pudieron defenderlo de sus enemigos, quienes lo condujeron ante el procurador romano Poncio Pilatos, representante de la autoridad imperial. Cristo fue juzgado y condenado a morir en la cruz cuando sólo tenía 33 años de edad. Todo esto ocurría bajo el gobierno de Tiberio.
El paganismo romano era tolerante y acogía todas las religiones extranjeras. Había llegado hasta eximir a los judíos de adorar a los dioses romanos. Sin embargo, los cristianos fueron perseguidos, debido a que no creían en los dioses paganos ni en la divinidad del emperador, esto es, en la religión del Estado romano. Viéndose perseguidos, los discípulos de Jesús pasaron a Antioquía, donde fundaron la primera iglesia y luego muchas otras en las innumerables colonias que los judíos habían establecido en todas las ciudades del Imperio.
3) El Cristianismo en el Bajo Imperio.
Bajo los soberanos que gobernaron al Estado romano desde fines del siglo III, se prosiguió la evolución constitucional de Roma en el sentido de hacer cada vez más fuerte el poder personal. Las causas de este cambio fueron las siguientes:
a) La larga rivalidad entre el ejército, formado en gran parte por campesinos, y el Senado, constituido por los grandes propietarios de la tierra. Esta rivalidad terminó con el triunfo del ejército.
b) La necesidad de organizar un fuerte poder militar que fuese capaz de defender las fronteras contra los bárbaros del Rhín y del Danubio y contra el poderoso Imperio de los persas, que amenazaban la integridad territorial de Roma.
c) El ejemplo del Estado persa bajo la dinastía Sasánida que lo gobernaba: el rey era allí un monarca todopoderoso que imponía su voluntad absoluta desde el fondo de su palacio, donde vivía vestido de trajes magníficos, rodeado de la más escrupulosa etiqueta y alejado de los demás mortales.
Las constantes amenazas de invasión por parte de los bárbaros que vivían más allá de las fronteras, la intervención del ejército en la designación del emperador y la falta de reglas de sucesión al trono, determinaron al emperador Diocleciano (284-305) dar al Imperio una nueva organización. Tal fue la tetrarquía o gobierno de cuatro emperadores. El Imperio fue dividido en cuatro partes: Oriente y Egipto, capital Nicomedia; África e Italia, capital Milán; Galia, Britania y España, capital Tréveris, y los Balcanes, capital Sirmio.
Dos de los soberanos, con el título de augustos adoptaron a los otros dos, los césares. Cada una de los cuatro gobernó una parte del Imperio. Si moría un augusto lo reemplazaba un césar y a éste se le designaba su sucesor. Estas disposiciones, unidas al reforzamiento del ejército, restauraron el poderío del Imperio y pusieron coto al desorden y al peligro de los bárbaros.
Después de Diocleciano, el sistema hizo crisis a causa de que el sentimiento dinástico estaba ya muy desarrollado. Una larga guerra civil terminó con el triunfo de Constantino (324-337), que era hijo de uno de los cesares y de Santa Helena, quedando como único emperador.
Antes de la batalla del Puente Milvio, que fue su principal triunfo, un sueño le reveló un signo mágico compuesto de las primeras letras del nombre de Cristo, y una voz le habría dicho: “por este signo vencerás”. Constantino hizo colocar este emblema en los escudos de sus soldados y adoptó el lábaro o estandarte en forma de cruz con el monograma de Cristo (312). AI año siguiente, el emperador dictaba el Edicto de Milán, por el cual establecía la libertad de cultos, medida que iba a permitir al cristianismo difundirse libremente por el Imperio. Finalmente, el emperador abrazó el cristianismo haciéndose bautizar poco antes de su muerte (330).
En esta época, la Iglesia cristiana comenzó a verse convulsionada por las disputas teológicas referentes a la Santísima Trinidad. Constantino convocó entonces un concilio o asamblea de obispos venidos de todas las provincias, el cual se reunió en la ciudad de Nicea, en Asia Menor, en el año 325. En dicho concilio, que fue el primero de carácter universal o ecuménico y que definió la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas pero un solo Dios.
El último de los grandes emperadores romanos fue Teodosio (379-395). En 392 declaró al cristianismo, religión oficial del Imperio y prohibió la práctica del paganismo. Realizó la división definitiva del Imperio, legando a su hijo Honorio el Imperio de Occidente, capital Roma, y a su otro hijo, Arcadio, el Imperio de Oriente, capital Constantinopla (395). El de Occidente será destruido en 476 por los germanos y de él saldrán las nacionalidades modernas de la Europa occidental. El de Oriente vivirá mil años más y será destruido en 1453 por los turcos otomanos.
4) La Importancia de la Civilización Romana.
A la sombra de la unidad que el Imperio dio a los pueblos y a pesar de los trastornos dinásticos, se fue desenvolviendo una obra de fusión y de civilización que hizo de Roma la madre cultural de las actuales naciones europeas y en particular de las de la parte occidental de Europa. Al reunir bajo un mismo régimen a tantos pueblos diferentes, Roma les dio importantes elementos culturales:
a) La comunidad de civilización. En, la mayor parte de los aspectos de la vida y de la cultura actual, puede encontrarse la huella de la influencia cultural greco-latina.
b) La comunidad de lengua: el latín, dialecto de un pequeño distrito del Lacio, llega a ser el idioma corriente del Imperio. Posteriormente da origen a las modernas lenguas neolatinas, romances o románicas, habladas hoy por la mitad de las naciones del mundo occidental: Italiano, castellano, portugués, francés, rumano, etc. Además de ser instrumento de la literatura latina, el latín se convierte en la lengua de la Iglesia, al mismo tiempo que la fuente de donde los hombres de ciencia modernos obtienen la nomenclatura botánica, zoológica y médica.
c) La unidad legislativa. El Derecho Romano, que regía en todo el Imperio, codificado a principios de la Edad Media por Justiniano, servirá a fines de esa época como punto de apoyo de los reyes en su lucha con el feudalismo y hasta hoy, constituye la base de los códigos modernos.
d) La paz romana. Esa paz duradera, la dio Roma a los pueblos por espacio de casi quinientos años. Por esto la idea de Imperio se ha mantenido latente hasta la actualidad.
e) La unidad religiosa. La Iglesia Católica, tan "católica" o universal como el Imperio, dio a los pueblos imperiales la comunidad de creencias y la unidad espiritual. Al mismo tiempo, copió su estructura de la estructura del Imperio: diócesis, provincias, sumo pontífice o pontífice máximo, etc.
5) Las Causas de la Decadencia de Roma.
Al mismo tiempo que el Imperio proporcionaba beneficios al mundo mediterráneo, se incubaban en su seno diversos gérmenes de decadencia. Esta decadencia no fue súbita ni dramática, pues se desarrolló en el espacio de unos dos siglos (III y IV).
a) La burocracia. La necesidad de administrar extensos y a veces lejanos territorios, obligó al absolutismo imperial a crear una administración pública cada vez más complicada. Esta frondosa burocracia llegó a constituir para el Estado una carga enorme por los gastos que originaba y los privilegios que se hacía conceder.
b) El ejército. Las exigencias siempre mayores de la defensa del Imperio, hicieron del ejército una carga tanto más gravosa que la que imponía el mantenimiento de la burocracia. Además, al hacerse las guerras más lejanas fue necesario reemplazar a los soldados-ciudadanos de otros tiempos, por voluntarios pagados. Y como este sistema no bastaba para mantener las dotaciones de las legiones, se optó por enrolar a los bárbaros en calidad de federados o aliados de Roma, lo que terminaría constituyendo un serio peligro para el Imperio.
c) El estatismo. Cuando se produjo la gran crisis del siglo III, el Estado intervino en los asuntos económicos. En esa época, la burocracia y el ejército eran mantenidos al precio de impuestos aplastadores, que debían ser pagados por los agricultores, los comerciantes, los obreros, etc. Al mismo tiempo, la moneda se deprecia y se hace inestable, lo que obliga al Estado a reemplazar el pago de los impuestos en metálico por el pago en especies o en servicios. Igualmente los sueldos debieron ser cancelados parte en dinero y parte en especies. Pero como tales impuestos eran excesivamente subidos, todo el mundo trató de sustraerse a ellos y su cobro se hizo casi imposible, lo que obligó a aquel Estado omnipotente a intervenir estableciendo un sistema de sujeción universal e inexorable, que encerró como en una armadura de hierro a todas las clases sociales. Clases, oficios y profesiones fueron cerradas y hereditarias. Diocleciano dictó el famoso edicto del máximo, que pretendía fijar precios, salarios y sueldos, castigando las contravenciones con la pena de muerte, lo que no impidió que sufriese el más completo fracaso. Tales procedimientos coercitivos no tuvieron otro resultado que disminuir la producción, limitar la, natalidad, originar el despueble y abandono de las tierras y sustraer al servicio militar a todos aquellos que estaban adscritos a sus oficios o funciones. Hubo que entregar las tierras baldías a los bárbaros, en calidad de colonos-soldados, mientras los, romanos pobres engrosaban la masa de mendigos y proletarios de las grandes ciudades.
d) Finalmente, decaen los frenos morales, que son el sostén de toda sociedad. El paganismo perdía todo su prestigio y la religión nueva, el cristianismo, aún no se afianzaba del todo. Cuando, a partir de Constantino, el cristianismo conquistó el poder, empezó a verse destrozado por las discusiones teológicas. Esto le impidió comunicar nuevas fuerzas al Estado.